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1. ¿Qué es un Cyborg?

Lo primero a lo que hemos de responder cuando hablamos de este ser al que hemos denominado Cyborg es a su definición. Pese a que el término no tiene un número abundante de acepciones, sí que encontramos que en la práctica diaria, la visión del cyborg que cada uno tenemos puede variar mucho entre diversos individuos, así que, ¿qué entienden los diferentes actores cuando hablan de un Cyborg?

En primer lugar, encontramos que el término aparece por primer vez en 1960 en plena carrera espacial. Debido a los inminentes viajes espaciales la pregunta de cómo sobreviviría un ser humano más allá de nuestra atmósfera estaba en constante discusión. La respuesta que dieron Clynes y Kline (1960) es la que nos interesa a nosotros puesto que ellos fueron los que acuñaron el término que da nombre a este blog:

Los avances científicos del futuro podrán ser utilizados para permitir la existencia humana en entornos que difieren radicalmente de aquellos producidos por la naturaleza […] Para el complejo organizativo, completado exógenamente, que funcione inconscientemente como un sistema homeostático integrado proponemos el término «Cyborg». El cyborg incorpora deliberadamente componentes exógenos extendiendo la función de control autorreguladora del organismo para adaptarlo a los nuevos entornos (Clynes y Kline, en Sádaba 2010: 23-24)

Según esta definición, un cyborg ha de ser un organismo al que se le añada algún componente cibernético (de la unión de ambos deriva el acrónimo cyb-org). Por tanto, la hibridación que daría lugar al cyborg habría de ser necesariamente una prótesis cibernética (en el caso del hmbre en el espacio, sería una protesis que autorregulase el organismo). Esta es la visión más cientifista del Cyborg, visión que comparten también los ingenieros, y que casa con la famosa acepción del cyborg de Donna Haraway (también científica del área de las ciencias naturales), que entiende el cyborg como “un organismo cibernético, un híbrido de máquina y organismo, una criatura de realidad social y también de ficción” (Haraway, 1991: 50). Es una visión que, desde el modelo biosanitario se está implementando para la mejora de las condiciones de personas con deficiencias funcionales, como problemas de audición, o problemas derivados de ausencia de miembros a través de implantes neuronales.

Unos siglos antes, ya se hablaba de cyborgs aunque no se utilizase ese termino. La unión de las capacidades humanas con ayudas artificiales eran para Sócrates un retroceso de nuestras habilidades.  Para Socrates, la escritura “no producirá sino el olvido en las almas de los que la conozcan, haciéndoles despreciar la memoria; fiados en este auxilio extraño abandonarán a caracteres materiales el cuidado de conservar los recuerdos, cuyo rastro habrá perdido su espíritu” (Platón, 1871: 341). Según esta definición, todo aquel objeto que nos ayude a sobrepasar nuestros límites naturales nos cyborgizaría. Quizá unas gafas pueden ser consideradas como una extensión necesaria, pero en el momento en que son un aparato externo y artificial (por tanto no orgánico) que nos ayuda a mejorar nuestras capacidades sensoriales debemos entenderla como un elemento cyborgizador. Amber Case, antropóloga cyborg, sigue en esta linea y considera que todos somos cyborg hoy en día; desde hace miles de años, el uso de diversas herramientas ha implicado una modificación física del ser, “nos ayudó a extender nuestro yo físico, a ir más rápido, a golpear cosas más fuerte” (Case, 2010); esta visión no es muy diferente de aquella que considera este ser como la adaptación al entorno, puesto que a través de las diversas herramientas que utilizamos podemos adaptarnos a nuestro entorno, ya sea utilizando un smartphone para mejorar nuestra comunicación y capacidad de información o «para ir a los Alpes un día y ser como un pez en el mar al siguiente” (Case, 2010). Habría que entrar a valorar lo que estas modificaciones suponen para la naturaleza humana; “La condición del cyborg depende entonces de la naturaleza de los cambios que ejercen las tecnologías en el cuerpo: ya sean cosméticos y transitorios o bien permanentes e irreversibles” (Yehya, 2004: 88). Por tanto, si esta visión considera que las modificaciones humanas suponen un cambio en la definición del organismo, ¿dónde está el límite?

Esta es la visión de ciertos colectivos, como puede ser el de diversas instituciones religiosas; un ejemplo es la postura de la Iglesia, quienes consideran que “[n]o se puede abandonar el concepto de humanidad y pensar en algo distinto. Por nuestra naturaleza, somos autotransformables, en cuanto seres espirituales, a imagen de Dios, potenciados por la razón” (Zenit.org, 2010). Sin embargo, estos colectivos consideran que el límite ha de ser el de las capacidades humanas, puesto que ellos están a favor del “cyborg que salva la vida como el marcapasos para el corazón. O los robots que evitan hacer cosas repetitivas y liberan al hombre para actividades más creativas” (Zenit.org, 2010). Esta posibilidad de superación de los límites naturales ha traído consigo numerosas controversias, siendo una de las más mediáticas el caso de Oscar Pistorius, atleta sudafricano que debido a una ausencia congénita de sus peronés ha de valerse de unas prótesis mecánicas para poder correr. Cuando decidió pasar del atletismo paralímpico al olímpico tuvo problemas con IAAF (Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo) ya que le negaron (y por consiguiente a cualquier “cyborg protésico”) la posibilidad de participar en los JJOO de Beijing ya que esas prótesis le permiten  “correr a la misma velocidad que los atletas capacitados con un menor consumo de energía” (IAAF, 2008). Las prótesis que en un principio sirven para corregir una deficiencia se convierten en una gran ventaja. Esto no quedó aquí, sino que Pistorius apeló al TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo), el cual consideró que estas prótesis simplemente corregían una deficiencia y le permitió participar en los JJOO.

¿Y acaso no somos tanto los emisores como los redactores de este blog cyborg? Los ordenadores, tablets o teléfonos móviles son herramientas a través de las cuales podemos conectarnos a esta red de comunicaciones que es Internet. Más allá del uso de aparatos externos, Internet supone una red de comunicaciones que altera nuestro modo de realizar tareas, implementa nuestras comunicaciones; cuando escribo esto mi mente no se encuentra en el teclado, sino dentro del ciberespacio, por lo que tal vez esto pueda ser otro proceso cyborgizante. Esto es lo que defienden estudiosos de las comunicaciones, o incluso científicos como Kevin Warwick (alias Capitan Cyborg), quien “visualiza un mundo en el que enviemos señales para no tener que hablar. La comunicación pensada desplazará los teléfonos directamente a los libros de historia” (Warwick en Wired.com, 2000, traducción propia); en palabras del propio Warwick “esta es la revolución de las comunicaciones entre humanos y ordenadores” (Warwick en Sanchez-Klein, 1998). La antropología también defiende esta visión del cyborg, puesto que “no es que las máquinas estén tomando el control, sino que nos están ayudando a ser más humanos, nos están ayudando a comunicarnos mutuamente” (Case, 2010). El cyborg como posibilidad de estar comunicados de una manera más inmediata es una realidad, y toca preguntarse si esta continua comunicación puede ser beneficiosa o traerá consigo un mayor control sobre las personas. La tradición marxista ya avisaba de la busqueda de un control efectivo sobre la población, como por ejemplo Marcuse en su libro El hombre unidimensional: “la sociedad que proyecta y realiza la transformación tecnológica de la naturaleza, altera la base de la dominación, reemplazando gradualmente la dependencia personal […] por la dependencia al «orden objetivo de las cosas»” (1985: 136). En una evolución de esa tecnología del control de la que nos hablaba Marcuse, podemos hablar del Cyborg como el elemento último del control de los individuos: “Nunca hubo un proyecto panóptico tan avanzado e imperceptible  […] este proyecto propone que cada habitante del mundo tenga dentro de su piel el registro de sus acciones y pensamientos a disposición de oscuros organismos de control” (Hazaki, 2014). Esto se ejemplifica con un caso práctico que surgió en diversos bares de EEUU a raíz de las Google Glasses, que lo veían como una herramienta que posibilitaría violaciones a la intimidad de los demás usuarios del establecimiento. Así lanzaron la plataforma Stop the Cyborgs, en la que rechazaban tajantemente la admisión de cualquier Cyborg, al ser las Google Glasses “otro dispositivo de rastreo más a los ya existentes […] con [los que] «no hay manera de saber si usted está siendo grabado»” (Europa Press, 2013).

Bibliografía

Haraway, Donna. 1995. Ciencia, cyborgs y mujeres. Madrid, España: Cátedra.

Sádaba, Igor. 2009. Cyborg, sueños y pesadillas de las tecnologías. Barcelona, España: Península

Webgrafía

Europa Press. 2013. «Una plataforma ciudadana lanza Stop the Cyborg, una campaña contra las Google Glass». Eleconomista.es, 20 de Marzo. Obtenido el 20 de Mayo de 2017. (http://www.eleconomista.es/tecnologia-gadgets/noticias/4688564/03/13/Una-plataforma-ciudadana-lanza-Stop-the-Cyborg-una-campana-contra-las-Google-Glass-.html)

Hazaki, César. 2014. «Cyborgs». Topia.com.ar, Enero. Obtenido el 20 de Mayo de 2017 (https://www.topia.com.ar/articulos/cyborgs)

Internation Association of Athletics Federation (IAAF). 2008. «OSCAR PISTORIUS – Independent scientific study concludes that Cheetah Prosthetics offer clear mechanical advantages. Press Release». Obtenido el 20 de Mayo de 2017. (https://www.iaaf.org/news/news/oscar-pistorius-independent-scientific-stud-1)

Sanchez-Klein, Jana. 1998. «Cyberfuturist plants chip in arm to test human-computer interaction». CNN.com, 28 de Agosto. Obtenido el 20 de Mayo de 2017. (http://edition.cnn.com/TECH/computing/9808/28/armchip.idg/index.html)

Warwick, Kevin. 2000. «Proyect Cyborg 1.0». Wired.com, 02 de Enero. Obtenido el 20 de Mayo de 2017. (https://www.wired.com/2000/02/warwick/)

https://www.ted.com/talks/amber_case_we_are_all_cyborgs_now#t-5099

Yehya, Naief. 2014. “Marionetas tecnológicas y cuerpos modificados. Dos rutas concurrentes al cyborg”. Homo Cyborg, 19 de Febrero. Obtenido el 14 de Marzo de 2017 (https://naiefyehya.net/2014/02/19/marionetas-tecnologicas-y-cuerpos-modificados-dos-rutas-concurrentes-al-cyborg/)

Zenit. 2010. «El transhumanismo y la Iglesia». Zenit.org, 27 de Mayo. Obtenido el 20 de Mayo de 2017. (https://es.zenit.org/articles/el-transhumanismo-y-la-iglesia/)

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